martes, 22 de noviembre de 2016

CARTAS DE LOLA


Mi añorada amida Ernestina: mucho tiempo a pasado sin saber la una de la otra. El trabajo y las obligaciones, nos niegan a veces estos placeres que son las noticias que recibo de ti. Me gustaría comenzar con una noticia agradable, algo importante y bueno, pero si no es que me lo invente no sabría qué decirte. Vivimos en un mundo convulso, individualista y pensando cada cual es sí mismo. Ya sé que hay gentes buenas que trabajan y luchan por los demás. Eso me da fuerzas y esperanza. Pero el porcentaje de la ambición y la maldad cubre con su capa un espacio demasiado grande.
Los refugiados me duelen en mi propia piel. Seres arrancados de sus hogares debido a las guerras cruentas, a los que se les niega todos los derechos. Los países no pueden, o no quieren hacer un esfuerzo por incorporar a la sociedad a unas personas que sufren y entre todos deberíamos acoger fraternalmente. El mundo que está completamente loco es un cuerpo enfermo, unos no tienen respuestas, otros viven para matar, cuanta más gente muerta mejor para ellos, perece ser. Aunque para llevarse por delante a muchos se pongan ese chaleco que les volará por los aires. Al parecer, piensan que esa es una acción por la que serán recompensados. ¿Se puede entender tamaño disparate?
Si nos movemos en un espacio más cercano, podemos comprobar cada día cuanto trabajo cuesta ponerse de acuerdo, cuanta energía se gasta llevándose la contraria unos a otros. 
El cambio que en realidad necesita la sociedad es mental y espiritual. Sin este cambio no podremos mejorar.
Ante el disparate del mundo, nuestros problemas parecen pequeños. Aunque en realidad no lo son. Las empresas suministradoras, esas que desgraciadamente han de abastecernos, actúan de una manera abusiva, sin consideración ni tan siquiera a las personas que ya son muy mayores y no pueden defenderse. Como ejemplo una pobre señora que por cobrar una paga tan pequeña que no le permitía pagar la electricidad, murió achicharrada porque una vela con la que se alumbraba pegó fuego al colchón donde dormía. Lo cierto es que hacen lo que les da la gana. Imagino que están respaldados por los jueces. Yo pienso que estos letrados están ejerciendo desde hace mucho tiempo la injusticia. Palabra que debería reemplazar a la llamada justicia. Si no es así, que alguien me ilustre, como es posible que se pongan de parte de los bancos y desahucien a tantas y tantas familias que han visto sus vidas truncadas por estos procedimientos. Y qué decir de aquellos que no han podido soportar el agravio de verse tirado a la calle, no como un perro, ya que a los perros se les protege más que a las familias. Más que a los niños. Se puede ir a la cárcel por abandonar a un animal, pero a una familia se le destruye y los responsables no pagan por ello. Que me digan si esto es justicia, o hay que cambiar la palabra en la real academia de la lengua.  
En fin Ernestina, te doy la mejor noticia, me encuentro bien de salud y busco en cualquier rincón alguna cosa que me proporcione paz. Esa misma salud y serenidad que te deseo a ti en nuestro mundo loco.
Un fuerte abrazo
 Lola 

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